Diseñando el transporte del futuro con el proyecto Acabion


Si a cualquiera de nosotros nos consultaran acerca de cómo debería ser el transporte del futuro, habría cuatro adjetivos que siempre incluiríamos: rápido, seguro, limpio y eficiente. La televisión, el cine, y nuestra poderosa imaginación también ha contribuído a pensar que, en el futuro, todos nos moveríamos con sigilosos y rápidos vehículos aéreos pilotados por nosotros mismos o de manera automática.

A mitad de camino entre el presente y ese imaginario futuro se encuentra el nuevo proyecto denominado Acabion. Acabion es una revolucionaria forma de entender el el transporte por carretera que plantea un nuevo concepto de vehículo mucho más ligero y aerodinámico que los tradicionales, que es capaz de alcanzar grandes velocidades con unos consumos energéticos muy reducidos.

Estos vehículos, de los que ya existe algún prototipo, están equipados con motores totalmente eléctricos pudiendo tomar como fuente de energía la solar. La ligereza y la aerodinámica de estos curiosos vehículos parecidos a cohetes les permiten alcanzar velocidades muy elavadas con un consumo mínimo de energía permitiéndoles tener una gran autonomía. Según el ingeniero Peter Maskus, responsable e ideólogo del proyecto, la versión básica alcanza con sólo 68 CV los 340 km/h, y tiene una autonomía de más de mil kilómetros.

Pero el proyecto va más allá de diseñar únicamente un vehículo curioso y eficiente. Es una filosofía nueva de transporte para la que sería necesario crear nuevas infraestructuras para conectar nuestras ciudades. Y para ello han planteado incluso un calendario en el que situar nuevos hitos del proyecto.

Así, según los responsables, para el 2015 podría estar disponible una versión comercial que pudiera desplazarse por las carreteras convencionales que poseemos. Según sus cálculos a velocidades de 200 Km/h será hasta 12 veces más eficiente que un vehículo eléctrico actual.

Tratando de adelantar el futuro, esperan que a mediados de este siglo se pueda disponer de una red de carriles sobreelevados por los que hacer circular estos vehículos sin necesidad de conductor. Mediante el uso de electromagnetismo los vehículos irían como en suspensión y prevén que puedan desplazarse a 600 Km/h.

Puestos a soñar, el siguiente paso sería contar con los tubos de vacío conectados, por los que los vehículos, libres del rozamiento del aire,  pudieran circular a velocidades de miles de kilómetros por hora.

Desde luego resulta muy aventurado tratar de hacer una previsión tan a largo plazo, pero es indudable que, como decía Alan Key, la mejor manera de predecir el futuro es diseñándolo.